lunes, octubre 03, 2005

Introduccion. Una nueva esperanza.


Un hombre moreno de 2x2x2 se detuvo frente a la puerta del despacho, ya acostumbrado a la dificultad que significa para alguien de esas dimensiones traspasar cualquier puerta, soltó el aire y lentamente se deslizo como un globo lleno de agua por entre los dedos de un niño. El Detective Epigmenio Solana Pacheco recordó que la única vez que se había sentido igual de intimidado fue cuando el General Lázaro Cárdenas Batel lo había sorprendido en su despacho con los pantalones abajo. El sólo recuerdo de todo lo que pasó esa vez en Palacio Nacional de Michoacan y sus sótanos lo dejó helado.
El Gordo acabó por fin de entrar y extendió una tarjeta. –“Soy Jacinto y me dicen el “Gordo Samoano” por que soy de Zamoa Michoacán”.- dijo recargando las vocales como alguien que se desliza con dificultad por los marcos de las puertas.
Todo cobraba sentido pues el flaco le había prometido la ayuda de un "gran" amigo michoacano. Lo que no se explicó al momento es cómo con esas dimensiones sería capaz de tal trabajo y no quiso imaginar al pobre diablo que tendría la mano del Gordo Samoano en su boca, tratando de sacarle las muelas postizas que con delicadeza los japoneses habían moldeado como contenedores.
El Detective Solana tomó la tarjeta, extendió su mano y sintió el poder michoacano estrujándola. –¡Vámonos Gordo!- dijo el Detective -no podemos estar mucho tiempo en esta oficina- continuo mientras se subía los pantalones.

1 Comments:

At 10:12 p.m., octubre 04, 2005, Blogger Juan Evers said...

¿""ganan" amigo michoacano"?

 

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