martes, octubre 04, 2005

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Jacinto y Pacheco salen de la oficina hacia un largo corredor, iluminado por la verde luz fluorescente de todo edificio de gobierno. Caminan uno atrás del otro debido a lo estrecho del pasillo. El gordo Samoano puede apreciar el peculiar estilo de caminar de Pacheco, a la John Travolta en “Fiebre de sábado por la noche” así como su elegante indumentaria: Mocasín claro de bigotito, pantalón recto blanco, camisa de poliéster negra abierta hasta la mitad del pecho, saco de pana beige de diseñador desconocido y un pin amarillo en la solapa del saco que dice “no al desafuero”
Sin reparo, Pacheco saca un porro de la bolsa interior del saco y lo enciende con un viejo encendedor imitación de zippo. Jacinto, un poco desconcertado, no dice nada. Pacheco, sin voltearlo a ver le dice: -“Los edificios de gobierno son como Ámsterdam... se vale de todo”- Y tras una pausa concluye –“Deberías ver lo que pasa en los baños.”-
Jacinto asiente con la cabeza y apura el paso, al tiempo que se afianza al maltrecho estuche de ukelele que carga en la mano izquierda.