viernes, octubre 07, 2005

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De reversa mami, de reversa Mami”- es lo que se oye en el lascivo tugurio, con el aparatoso ruido de los buffers rotos del sonido local es imposible oír los disparos. El olor a pólvora se pierde entre el humo de cigarro y la peste a sudor y licor barato.
Pa´tras pa´elante pa´tras pa´elante
-¡No mames pinche Pacheco!- Dijo el flaco, que en realidad era un hombre de unos 180 kilos - ¡Mataste al puto del Samoano!, ¿Ahora quien vergas va a sacar los putos pinches dientes falsos?-
Pacheco mata la bacha en la regordeta mejilla del Samoano.
-¿Qué pendejo confunde uranio con plutonio?- Dice Pacheco inexpresivo –A ese paso iba a sacar un molar por incisivo-
Pacheco guarda su .38 special y ayuda a la escultural Lenin a ponerse de pie. Para cualquier observador medianamente adiestrado es obvio que entre ellos hay un pasado uberporno. El sutil contacto de sus manos y el cruce de miradas los delata.
-¡Mi mano guey! ¡Mi mano!- Grito aterrado el manco, a quien un fragmento de bala le destrozo la palma de su única mano.
Irónico destino: su mano prostética está intacta.
-Llévalo rápido con el Guero- Ordena el cojo con desden al flaco –El sabrá que hacer-
El Tuerto abre la puerta del privado: es un hombre de unos 40 años que no tiene nariz. y se encarga de controlar el Balalaika.
–Te llaman en la pista Lenin- comenta sin prestar atención al cadáver de Jacinto.
Lenin toma un profundo respiro y sale del privado sin despedirse de nadie. Detrás de ella salen el flaco y el cojo.
-Necesitamos un nuevo dentista, Pacheco. Encárgate del Samoano y luego soluciona ése asunto. Toda la operación depende de eso. Consiguete a un dentista, me da un pito si es el pinche Jairo Campos- dice el cojo en una voz serena, decidida.
Pacheco saca unas gafas negras de su saco y se las coloca al Samoano, luego, al mejor estilo de “weekend at bernie´s” lo saca del lugar haciéndolo pasar por un borracho cualquiera, no con poco esfuerzo debido a las preestablecidas dimensiones del Samoano. Pacheco es un tipo fuerte y el esfuerzo apenas lo hace asomar unas pequeñas perlitas de sudor en la frente.
Ya afuera del lugar sube al Samoano a su Grand Marquis y toma el eje central, para luego tirarlo en la coladera abierta de Izazaga y Lazaro Cardenas, el drenaje profundo hará el resto.
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-¿Si, en que puedo ayudarle?- Dice la voz chillona del interfon
–Buenas tardes, tengo cita con el Dr. Campos- Dice Pacheco con voz amable