sábado, enero 21, 2006

15

Pacheco consulta su reloj, dicho movimiento reaviva el dolor que recorre todo su brazo izquierdo; la cuenta regresiva marca 2:41, 2:40 y etc. El aliento escasea, sobre todo por que hay que desandar el camino. Al cruzar el punto de unión del túnel con el drenaje, recuerda al Flaco, pero ya no hay tiempo para regresar por él; debe seguir. Pacheco no puede parar. El nivel del agua ha subido un poco mas, haciendo más difícil dar cada paso. El tubo, de por si estrecho, al llenarse de agua, ha empezado a generar un inesperado sentimiento de claustrofobia en nuestro héroe. -Si esto se llena de agua,- pensaba Pacheco -No hay una sola salida en muchos metros, no mames que voy a venirme a morir ahogado en mierda-
El tubo de no más de 1.80m de diámetro, esta ocupado por agua casi tres cuartos. El agua le llega a Pacheco apenas a la altura del pecho. El suelo resbaloso de caca y humedad de décadas, produce el eventual tropiezo que atrasa aun más la huida. Es como tratar de correr en la parte baja de una alberca.
El reloj de Pacheco se ha descompuesto, la sonrisa del fayuquero que se lo vendió, regresa como un amargo recuerdo -“Es a prueba de agua amigo, puedes checarlo”-. No queda más que seguir caminando, y trata de hacer la cuenta mental de cuanto tiempo queda antes de la detonación.
El registro que conecta el túnel del metro con el desagüe está a la vista. Con un solo brazo Pacheco trabajosamente lo levanta. Sale y camina hasta el andén de la estación Revolución. Afortunadamente no hay nadie a la vista y puede salir del túnel sin problemas. Empapado, mugroso y oliendo a mil madres, puede sin problemas pasar por uno más de los muchos pordioseros que hay en esa estación. Con sigilo camina a la salida. De reojo ve el reloj del andén. Sí ese reloj esta a tiempo, la explosión deberá ocurrir en cualquier momento a partir de ese instante. Un extraño sudor frió mezclado con el agua de caño que lo cubre, empieza a recorrerle la nuca y la espalda. El tren llega, algo de gente desciende, entre ella, Pacheco sale de la estación, los policías de la entrada no le prestan atención. Acelera el paso para subir las escaleras y hallarse en la calle. Sigue lloviendo copiosamente. Mira a ambos lados asegurándose de que nadie lo sigua, son precauciones inútiles, nadie lo pela. Todos están tratando de protegerse del inclemente tormentón. Piensa por un segundo como va a cambiar la vida de todos, cuando la noticia de la explosión recorra los medios. Todos dirán “Yo estaba ahí, yo estaba ahí.... podría haber sido yo, podría haber muerto en la explosión, pero lo que a mi me preocupaba, era cubrirme del agua” curioso el asunto de las perspectivas
El portentoso y salvador Marquis esta a la vista, Pacheco emite un suspiro de alivio al palparse y encontrar en sus bolsillos las llaves. Sube al auto y arranca. Ni siquiera piensa en el hecho de que esta manchando las vestiduras con agua de caño. Solo se deja inundar por el cobijo de un lugar conocido, y que la peor parte del plan ha terminado. Enciende la radio en busca de las noticias. La hora ha llegado....

2 Comments:

At 3:19 p.m., enero 23, 2006, Anonymous Anónimo said...

ashh ya sube mas cosas parece culebron de televisa

 
At 11:31 a.m., enero 26, 2006, Blogger Juan Evers said...

Pues ya no nos leas, sanguijuela de pacotilla, vienes a nuestro blog, a leer de gorra una historia que nadie te invito a leer, y todavia te pones exigente cabron. Ten madre, y ten tamaños pa poner tu nombre antes de salir de critico exquisito, me vas a salir ahora con que solo ves el people and arts y no entiendes de "culebrones".¡ Sí por tu "ashh" se ve que solo ves "rebelde"....

 

Publicar un comentario

<< Home